Fuster y su copiloto Dani Cué llegaron a ir séptimos tras la tercera especial de este rally, el primero de los tres que se van a celebrar de manera consecutiva en asfalto gallego. Pero el pinchazo de Luis Monzón o el abandono de Jonathan Pérez por salida de carretera hizo posible que el Porsche del equipo canario pudiera alcanzar posiciones de podio.
Y ello a pesar de una infinidad de problemas. “Perdimos bastante tiempo en la primera etapa, porque probamos unos neumáticos nuevos que no han funcionado como esperábamos. Después nos falló un brazo de suspensión. Además, tuvimos problemas de interfonos que nos han retrasado”, explica el piloto de Benidorm, que aquí estrenaba también una nueva amortiguación en su Porsche 997 GT3.
Según el tetracampeón de España también tuvo que ver en esas dificultades por llegar a puestos de cabeza que los otros vehículos, los de sus rivales, “cada día tienen más prestaciones”, razón por la cual asegura que este podio vigués “sabe a gloria”.
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